Una verdadera carta de amor al cine.
Suena muy gastada esa frase, ¿no? Se la ha usado mucho en diversas películas, definiéndola como una experiencia increíble, fantástica y así e incluso algunas que no todos sienten o ven de igual forma.
Sin embargo, hay pocas películas que se siente y demuestra genuino amor por sus personajes, sus lugares, su relato, por la forma en como muestra y cuenta la historia y esta peli es una de esas.
Licorice Pizza se la puede resumir en pocas oraciones: una historia de amor y descubrimiento de un chico adolescente, jugando a ser adulto y una joven adulta, aprendiendo todas las consecuencias reales de la adultez, con sus buenas y malas.

¿Qué hace quizás tan especial esta película? Es, probablemente, la forma tan limpia que nos muestran a ambos protagonistas, nos cuentan sus aventuras, sus formas de vivir y sentir, de la manera más honesta: contándola como si fuera un recuerdo del propio director, de la visión de un joven que ve el mundo tan limitado en su entorno y tan grande en sus posibilidades y en la cantidad de cosas que se pueden hacer, contada desde un sentimiento.
De la sensación de querer revivir y hacer sentir y retrasmitir el recuerdo de lo que se vivió y como se vivió y sintió. Y de la forma más pura y honesta posible, porque esta es la primera experiencia actoral (y principal encima) de los protagonistas, Cooper Hoffman y Alana Haim.
Sin hablar de lo bello y simple en sus detalles, en como enreda lo real, lo irreal de ciertas cosas que se viven y se sienten en nuestra adolescencia y joven adultez y como uno quiere y desea conservar eso.
El elenco acompaña muy bien a ambos jóvenes y en cuanto a estética y la música, es hermoso e increíble lo que hizo. Muchos la comparan con “Once Upon a Time in Hollywood” de Tarantino, pero siéndoles honesto, esa peli nunca me terminó de gustar ni entendí eso de carta de amor al cine que tanto le decían a esa o quizás no tanto como el resto, al menos con mi desarrollo como persona.
Pero con esta película, si pude sentir ese amor, esa calidad que te hace pensar “¿Como una película con una trama tan simple, es hermosa?”. Y PTA lo hace y te hace desear vivir en ese mundo o en tu versión de ese mundo tan increíble de Licorice Pizza.